La globalización de los mercados no tiene límites. Hace años, la internacionalización era un coto de las grandes empresas que tenían su negocio preferente en países extranjeros. De un tiempo a esta parte es el futuro para pequeñas y medianas empresas que han visto la oportunidad de aumentar su cuenta de ingresos. La falta de crecimiento interno obliga a apostar por mercados más dinamizadores. Una producción importante de empresas como Michelin, Bridgestone, la farmacéutica Glaxo o el Grupo Antolín va a parar a países europeos pero también hay compañías de menor tamaño que compiten por hacerse un hueco a la hora de comercializar su producto.
El director del área de Internacionalización de la Cámara de Burgos, Ignacio Ruiz Miguel, explica que los grandes números de la exportación corresponden a las multinacionales, que tienen contratos establecidos con factorías de otros países lo que les permite tener unas cuentas homogéneas. Pero el grueso del número de las operaciones está en manos de pequeñas empresas y familiares. El ejemplo más claro son las bodegas de vino, con fuerte presencia en la provincia «Las pymes tienen su cuota de mercado y sumando pequeñas cantidades se convierten en cifras importantes», precisa.
Las multinacionales cuentan con departamentos de internacionalización mientras que las pymes apuestan por la colaboración que prestan instituciones como la Cámara de Comercio, el Instituto Español de Comercio Exterior y la Agencia de Desarrollo Económico (ADE) Internacional Excal, que promueve la Junta de Castilla y León. La involucración de las empresas se logra, sobre todo, en misiones comerciales, que permiten que los emprendedores tomen contacto con mayoristas, minoristas e importadores. Los contactos son importantes pero deben acabar en acuerdos. Además, hay un asesoramiento jurídico internacional, formación, seguimiento de contactos e incluso una vía de financiación.
La Cámara de Burgos, junto al ICEX y otras organizaciones camerales de España, ha organizado la exposición de alimentos y vinos de España en Malasia y Singapur para la próxima semana, en concreto los días 26 y 28 de julio. El objetivo de esta misión es apoyar y promocionar la distribución de productos alimentarios en estos mercados asiáticos, gracias a contactos con importadores, distribuidores, compradores de grandes cadenas de supermercados, comercio independiente y prensa especializada de ambos países.
Un total de 45 empresas participan en la actividad y la provincia burgalesa está representada por la Bodegas Peñalba López, de Aranda de Duero. Kuala Lumpur y Malasia son los lugares elegidos para estos encuentros, que habitualmente se celebran en hoteles. La convocatoria de la muestra recoge que la persona que represente a la empresa participante deberá tener capacidad de decisión y conocimiento de sus productos, además de manejar el inglés. También es necesario acudir con material promocional adecuado y con un máximo de 8 productos, que según la documentación de la Cámara deberán ser considerados ‘gourmet’, de alta calidad y envases y etiquetados atractivos. De ahí que se valoren la valoración en guías nacionales e internacionales así como los precios recibidos.
Ricardo Peñalba, de la Finca Torremilanos, acudirá a la misión comercial de Singapur y Malasia. Como director de calidad de la bodega repite en este tipo de exposiciones puesto que la empresa lleva en la internacionalización 30 años. «Estas reuniones son clave para acceder al mercado global», precisa por que -a su juicio- cualquier empresa comercial debe identificar un mercado y moverse. En su caso, hay que buscar países donde el consumo de alcohol esté permitido y donde el vino sea valorado como un producto necesario. De ahí que apunte que el gran objetivo del viaje para su bodega sea Singapur, cuyos habitantes son consumidores de vino.
Bodegas Peñalba López conoce bien la internacionalización puesto que alrededor del 60% de su producción de vinos se destina a la exportación, repartidos, sobre todo, entre Europa y América y algo en Asia. Una apuesta que ahora está más que justificada por el importante descenso del consumo de vino en España frente al auge de otras bebidas como la cerveza o la ginebra.
Ricardo Peñalba asegura que los mercados exteriores no solo demandan un vino de calidad sino que hay que aportar algo más, porque eso ya lo tienen los caldos franceses e italianos. «Esa gente debe venir a España y conocer nuestro trabajo, sobre todo en el sector agroalimentario. Hay que volver a la esencia de lo artesano y lo tradicional y eso se consigue con una reestructuración de la base y del medio rural», explica. A su juicio, es necesario trabajar el entorno, el medio natural, el patrimonio cultural y la gastronomía, que fomenten el turismo, por ejemplo, a la Ribera de Duero.
Noticia publicada en www.diariodeburgos.es